El universo ante mí se postró
Sus colores brillantes palidecieron
El día avergonzado su luz ocultó
La noche acongojada
Con sutileza su manto me otorgó
A prueba me puso el destino
Ahora tan sólo somos dos
Mi única compañía es un ser que me motiva
Carne de mi carne y de mi entraña nacida
La miro a los ojos
En ella encuentro la valentía de la vida
La que me impulsa con voz firme a ordenar
Que el mundo ponga en mi camino:
La salud, el éxito, la riqueza
La felicidad y el amor
Que mis palabras sean de motivación e inspiración
Que el tren del olvido, aleje de mí:
Al rencor, el odio, la nostalgia
La derrota, la aflicción, la depresión
La pena, el llanto, el fracaso
El engaño y el martirio
A partir de ahora
¡Invencible soy!
Gracias a mi Dios.
Jorge Enrique Ramírez Clavijo