Desde el día en que te conocí
No hay noche ni día
Que no piense en ti
Cada mañana al despertar
Mis ojos se abruman con la esperanza
Mis labios se suavizan
Con tus palabras
Mi aliento se hace más fresco
Por la bondad de tu espíritu
Cada paso de mi vida
Es guiado por ti señor
Ahondas conocimiento y sabiduría
Para entender ¿por qué?
Con pasión, entregaste tu vida por mí
Ahora, queda en nosotros escuchar tu llamado
¡Escucha hermano!
Es Cristo, quien te llama
Se acerca más a ti
Sonriendo él te dice:
¡Ven a mí!
Cierra tus ojos ya, y déjate llevar
Sí, él te eligió a ti
Y tú debes decir:
¡Sí señor!
¡Estoy aquí!
¡Estas en mí!
No temas su llamado
Él te iluminará
Si llama a tu puerta, ábrele y hazle entrar
Y así podrás, a todos dar su amor.
Jorge E. Ramírez Clavijo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
TE AGRADECERIA POR TU VALIOSO COMENTARIO.